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El bosque que soñamos: La historia del "Establecimiento La Loma"

A fines de los años noventa, cuando la Argentina vivía tiempos difíciles pero todavía quedaban rincones donde la esperanza se plantaba a mano, en el este pampeano nacía un sueño.

Provinciales27/04/2025RADIO FUSIÓN CATRILÓRADIO FUSIÓN CATRILÓ
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En el Establecimiento La Loma, muy cerca de Catriló, alguien se animó a pensar en grande: cambiar la llanura por un mar de árboles. Con el respaldo de un crédito del Gobierno de La Pampa, surgió la empresa "Forestal Pampeana", una apuesta audaz para sembrar vida donde hasta entonces mandaba el viento.

La idea era clara: aprovechar 485 hectáreas de campo para forestarlas con pinos y eucaliptos. De ese total, 265 hectáreas serían de pinos —traídos del norte argentino— y 220 hectáreas de eucaliptos, provenientes de los viveros provinciales de La Pampa.

La tarea no era sencilla. Cada árbol fue plantado a mano, con el cuidado de quienes saben que están sembrando futuro. Cuadrillas de trabajadores de Catriló y zona, pusieron el cuerpo día tras día, mientras ingenieros del INTA seguían de cerca el crecimiento de ese bosque que apenas se insinuaba. Los primeros años fueron duros. El agua, escasa como siempre en estas tierras, obligaba a riegos manuales, planta por planta. No había máquinas que hicieran el trabajo: era el hombre y el árbol.

También estaba el sueño de ir más allá: instalar un aserradero que transformara esa madera en algo más que leña. Darle valor agregado a tanto esfuerzo. Hacer de La Loma no solo un paisaje distinto, sino una fuente real de trabajo y progreso para la región, pero con el cambio de firmas eso se fue diluyendo.

Y el milagro sucedió. De a poco, la tierra se fue tiñendo de verde. Al avanzar unos kilómetros al norte de Catriló por la Ruta Provincial N°1, tras doblar una curva, aparecía de golpe una postal inesperada: un bosque en medio de la llanura infinita. Los pinos altos, ordenados, perfumaban el aire con su aroma fresco ese mismo que sentimos en Misiones, o el bosque energético de Miramar, mientras los eucaliptos, le daban un marco mas conocido y familiar al cielo abierto de La Pampa.
El lugar se volvió un refugio. Mates compartidos bajo la sombra. Fulbitos improvisados entre amigos. Sesiones de fotos de quinceañeras, de novias o recién casados. Paseos en bicicleta, caminatas con algo de música. Dentro del lugar es como transportarte a otro lugar que no es La Pampa. (para acceder hay que pedir autorización y evitar totalmente el manejo del fuego)

La descripción que hizo @hugo_kroneberger en su escrito sobre el "Bosque Energético de Pinos en La Pampa" refleja esa magia que muchos sentimos: "La belleza del lugar es cautivante, no solo por el verde de los árboles y el contraste del azul del cielo y las nubes, sino especialmente por el encanto de pisar las hojas secas, que llevan años allí, y sentir cómo el suelo cruje y se mueve como un colchón blando. Además, el sonido de las piñas secas que se rompen al andar, las liebres que huyen al escuchar las pisadas, y el eco de las voces que resuenan entre los troncos, le daban al bosque un alma viva, diferente."

La Loma, durante años, fue eso: un paréntesis verde en medio del amarillo de los campos, un rincón donde la naturaleza parecía cantarle bajito a quien se animara a adentrarse.
Pero como todo en la vida, el tiempo también trajo cambios. Hace ya un tiempo, una empresa forestal empezó con la cosecha: primero los eucaliptos que bordeaban la RP1, luego los pinos sobre el frente del ferrocarril. Hoy, aunque la actividad de tala está momentáneamente detenida, el avance es innegable. Los claros que dejan los troncos caídos permiten, dolorosamente, volver a ver la llanura desnuda, esa Pampa vieja que había quedado escondida bajo las copas verdes poco a poco recupera su lugar.

Quizá sea un buen momento para volver a ver ese bosque que por un tiempo nos regalaron. Para pasar por allí y mirar lo que todavía resiste o para conocerlo antes de que todo se transforme de nuevo. Porque más allá de los árboles que ya no están, La Loma dejó su huella: en quienes la soñaron invirtiendo en La Pampa en que se puede hacer una actividad distinta la convectional, al financiamiento que le dió el Gobierno Provincial, en quienes la trabajaron, en quienes la disfrutamos por un tiempo de eso lugar.

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