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Un hijo de Catriló es homenajeado post mortem por la UNLPam

Hace una década, en junio de 2015, la Facultad de Ciencias Económicas y Jurídicas de la Universidad Nacional de La Pampa vivió un momento cargado de emoción y memoria colectiva:

Sociales y Policiales23/06/2025RADIO FUSIÓN CATRILÓRADIO FUSIÓN CATRILÓ
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El aula 17 fue bautizada con el nombre del profesor Julio Héctor López, en homenaje a su trayectoria, su compromiso con la enseñanza y su profunda huella en la vida académica y humana de la institución.

La decisión fue tomada semanas antes por el Consejo Consultivo mediante resolución formal. En un acto emotivo, docentes, exalumnos, autoridades y familiares se reunieron para descubrir una placa que lleva su nombre. Hubo recuerdos compartidos, anécdotas entrañables, palabras que surgieron con el corazón. Entre quienes tomaron la palabra estuvieron María Monasterio, Oscar Alpa (actual rector de la UNLPam), Sergio Baudino, Ramiro Rodríguez, Analía Torres, Gabriela Estévez, Cristina Bazán y Estela Torroba, entre otros. Analía Torres leyó un poema que fue firmado por todos los presentes y entregado, junto a una copia de la resolución, a los hijos del profesor.

Julio Héctor López, o simplemente “Julito” como lo conocían con afecto, era nativo de Catriló, donde nació en 1950, en una época en que el pueblo apenas superaba los 1.200 habitantes. Su padre fue un personaje muy recordado y querido en la comunidad: armero, relojero, joyero, gasista, electricista, barbero, inventor, y parte esencial de la vida cotidiana y cultural del pueblo.

Julito se recibió de Contador Público Nacional en la UNLPam, y desde el 1° de marzo de 1986 fue profesor titular regular de la materia Álgebra Moderna y Cálculo Numérico, una de las primeras asignaturas que reciben los estudiantes de la carrera. A partir de 1995 pasó a dedicarse de manera exclusiva a la docencia, destacándose por su responsabilidad, exigencia académica y cercanía con los estudiantes.

Lamentablemente, falleció el 14 de enero de 2015 tras atravesar complicaciones de salud luego de un ACV. Tenía 64 años. Sus restos fueron velados en la ciudad de Santa Rosa y descansan en el cementerio Parque. Estaba casado con Graciela Noemí Gregorio, también docente universitaria, y fue padre de Fernando, Cecilia y Rodrigo.

A diez años del homenaje que inmortalizó su nombre en un aula donde tantos aprendieron y soñaron, el recuerdo de Julito López sigue presente en cada estudiante que lo conoció, en cada colega que compartió su pasión por enseñar, y en su querida Catriló, a la que nunca dejó de pertenecer.

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