La historia de superación del Catrilense Alexis Acosta: Por InfoBae

El destino parecía querer ponerlo de rodillas, pero Alexis eligió otro camino: el de la resiliencia.

pi"Lo más difícil no fue quedarme ciego, fue perder a mi viejo", dice Alexis, con la voz firme y serena de quien ha aprendido a convivir con las heridas. Desde los 6 años, la uveítis —una inflamación ocular— fue deteriorando su visión. Una operación a los 9 le devolvió algo de claridad, pero la batalla estaba perdida: la ceguera total llegó antes de la adultez.

Sin embargo, su historia no se detuvo ahí. Con el bastón blanco como aliado y una voluntad inquebrantable, regresó a la escuela y se ganó un lugar en el acto de la bandera como mejor promedio. Fue en una escuela para ciegos donde, casi por casualidad, se topó con el deporte. Un profesor lo invitó a un torneo en Mar del Plata. Allí conoció el mar por primera vez. “El deporte me devolvió el alma al cuerpo”, resume.

Lo que siguió fue vertiginoso: entrenamientos en el CeNARD, saltos cada vez más largos, convocatorias a torneos internacionales, récords nacionales. Hoy, Acosta representa a la Argentina en competencias mundiales y se ubica entre los mejores seis atletas del planeta en salto en largo dentro de su categoría.

Pero su vida no transcurre solo en las pistas. Alexis es también padre de Luana, de 11 años, a quien nunca vio con los ojos pero conoce con el alma. “Cuando nació, yo fui parte del parto. La toqué, la reconocí. Sé cómo es”, cuenta. Para él, la paternidad no necesita de la vista, sino de presencia y amor.

Con 34 años, Alexis Acosta es mucho más que un atleta paralímpico. Es un símbolo de lucha contra los prejuicios, un embajador del deporte como herramienta de transformación, y una voz lúcida que defiende la dignidad de las personas con discapacidad. “La vida es una sola, hay que vivirla y disfrutarla”, repite como mantra.